Pérdida de control se refiere a la disminución de la capacidad de los fundadores o del equipo directivo para tomar decisiones clave sobre la empresa. Esto suele ocurrir cuando se cede un porcentaje significativo de participación accionarial a inversores externos, lo que puede darles poder de voto, influencia en el consejo o incluso capacidad para reemplazar a los fundadores. Aunque es común en rondas de financiación, debe gestionarse con cuidado para mantener el equilibrio entre crecimiento y autonomía.